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Hablemos sobre El síndrome del impostor

Lo que tú tienes muchos lo pueden tener... pero lo que tú eres nadie lo puede ser.



A lo mejor, te has sentido como un fraude a pesar de los estudios o certificaciones que tienes. Tal vez, has sentido que no estás a la altura, sueles explicar tus logros y triunfos como suerte o producto de la casualidad. Tienes una serie de creencias limitantes que te impiden ver tus habilidades y cualidades.

Estamos hablando del síndrome del impostor.

¿A qué se refiere este término?

La primera vez que se hablo sobre esto fue en 1978 por Pauline Clance y Suzanne Imes. Describen la condición como una experiencia interna de falsedad intelectual, que aflige a algunas mujeres con éxito. Clance e Imes describieron a 150 mujeres en su muestra, que se identificaban con que a pesar de sus títulos, sus calificaciones, los elogios de colegas, no tenían una sensación interna de éxito.

Este grupo de mujeres estaban convencidas que sus logros no tenían nada que ver con ellas, sino de la casualidad. Todas coincidían que los demás tenían de ellas una concepción exagerada de sus capacidades, presentaban miedo a ser descubiertas.

De echo este termino fue cambiado como “experiencia impostora” al darse cuenta que el 80% de nosotros en algún momento de nuestras vidas hemos experimentado este fenómeno.

Dentro de las investigaciones de estos autores, pudieron observar que los antecedentes familiares pueden contribuir significativamente a sentirse como impostor. El querer alcanzar las expectativas de la familia, el vivir la comparación entre los miembros de la familia, el vivir sin el reconocimiento de sus éxitos.

El impostor siente que tiene que trabajar de forma excepcional para no ser descubierto en su falsedad. No confía en sus propias capacidades, cree que debe disimular sus verdaderas opiniones, por lo tanto, el impostor evita decir lo que piensa, participar en discusiones, puede limitarse a adoptar las ideas de los demás. También presenta la necesidad de impresionar a alguien que considera superior. El impostor presenta un perfeccionismo extremo, siempre tiene que hacer todo bien, le teme al fracaso. Puede sabotear su propio rendimiento para tener una excusa para el fracaso.

Quizá te has sentido identificado con algunos de los aspectos anteriores, ¿Qué hacer al respecto?

Como en cualquier problema, el primer paso es reconocer su existencia y buscar ayuda.

El autoconocimiento es uno de los caminos para contrarrestar este síndrome, fortalecer la autoestima, darles luz a las fortalezas permitirá ver cambios significativos. El truco consiste en mantener a raya los pensamientos del impostor, además de ir implementando estrategias que permitan el equilibrio y el reconocimiento.


 


Datos del autor

Erika Gracida

contacto@sin3rgia.com






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